Cualquier día es bueno para festejar a nuestros seres queridos. Este día que marca el calendario, es el día del padre, una supuesta fecha que gira al rededor de papá. Me gusta pensar que puedo hacer sentir feliz a mi padre durante todo el año, sin que sea sólo un día en especial. Poder darle unos minutos al día para preguntarle como está, si se siente bien, y sobre sus planes de la semana. Me encanta saber que puedo tener una plática de cualquier tema con mi papá y de verdad que extraño esas mañanas o tardes en las que nos sentábamos a tomar un café y a platicar sobre todo lo que viniera a nuestra mente. Bendito Internet que hace más fáciles las relaciones a distancia y seguir en contacto con nuestros seres queridos.
Tuve la dicha de tener en mi vida a una persona que ya no esta aquí, que desde hace más de 20 años dejó de ser festejado en este día, pero que sin embargo, donde quiera que él se encuentre, le sigo prendiendo una velita y le doy gracias por haber sido tan bueno conmigo y mi hermana Mercy. Hasta el cielo abuelito.
Desde el 2017 soy aún más dichosa de tener a mi esposo que es un excelente padre. Lo ha demostrado sin ningún problema. El amor que siente por nuestra hija hace que lo ame aún más.
Cuando veo a mis amigos con sus hijos, me causa mucha ternura y admiración. Recordarlos en sus tiempos de niños o adolescentes, me saca una que otra sonrisa, y si me pusiera a escribir sus anécdotas, podría bien sacar un libro de comedia.
También admiro a aquellos que crían hijos ajenos como si fueran los suyos. No cualquiera acepta a una persona que lleve equipaje extra en su vida.
Igual están esos tíos que son a todo dar y que hacen el papel de padre para sus sobrinos o bien han representado una figura de respeto y amor. Recuerden que algún día alguien deberá traer la cerveza al asilo.
En fin, ¡FELIZ DÍA DEL PADRE!

